La Guerra del Pacífico: Los Héroes Olvidados, Los que Nunca Volverán 

 

 

 

 

Un hombre solo muere cuando se le olvida

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Juan 2º Meyerholz, Veterano del 79

 

 

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10 de Septiembre de 1881

Expedición sobre Cascas [1]

 

NUM. 1.266.—EJÉRCITO EXPEDICIONARIO DEL NORTE.

Lima, Septiembre 10 de 1881.

Señor Ministro:

El Comandante las fuerzas de ocupación del departamento de la Libertad, en nota número 364, fecha 30 de Agosto próximo pasado, me dice lo que sigue:

“Con fecha 20 del actual dispuse que el teniente coronel don Ramón Carvallo O., al mando de 240 hombres de Zapadores y 55 Granaderos a Caballo, efectuara una expedición sobre el pueblo de Cascas, con el fin de impedir se llevara efecto la colecta de un cupo de dinero impuesto por Montero a la provincia de Contumazá.

“El resultado de esa expedición, según el parte pasado por el jefe que la mandaba, es el siguiente:

“Paso a dar parte a V. S. de lo practicado por la expedición que salió a mis órdenes el día 20 del actual sobre Cascas y puntos vecinos, con el objeto de apresar a las autoridades de Montero y evitar que éstas cobrasen el cu­po de 8.000 pesos plata, que Montero había impuesto al departamento de Contumazá.

“Con arreglo a las instrucciones de V. S., me trasladé a Ascope el día indicado con 200 hombres del Batallón Za­padores y 40 del Regimiento de Granaderos a caballo, y ese mismo día, a las 4.30 P. M, emprendí mi marcha sobra Cascas, que dista de Ascope como 18 leguas.

“Mi marcha la hice con 27 infantes montados del Batallón Zapadores y 55 Granaderos, habiendo para esto to­mado 15 soldados de este regimiento y parte de la tropa de Zapadores que se encontraba en Ascope al mando del teniente don Isidro Labra. Al mayor den José Saavedra lo dejé en este lugar con los 200 infantes.

“Con las precauciones debidas, para no ser visto, llegamos a Cascas al día siguiente a las 7 A. M., sorprendien­do en su casa habitación al sargento mayor don Daniel Amoroso, sub-prefecto de la provincia de Contumazá, el que, después de ser aprehendido, quiso fugarse, pero se le dio alcance, recibiendo dos heridas de sable en la cabeza, de alguna gravedad. Cayó en nuestro poder la correspondencia oficial de Montero y otras autoridades enemigas, las que tengo el honor de acompañar a V. S. El cupo de los 8.000 pesos no había sido cobrado aún, pero pude ob­tener el padrón formado para hacer dicho cobro. Ese mis­mo día hice reunir a los vecinos más respetables y les im­puse como contribución de guerra igual cantidad, y al día siguiente, cumplido el plazo fijado, solamente pudieron entregar 7.000 soles papel. Mandé dos comisiones a las haciendas vecinas distantes seis y ocho leguas, para tomar en animales el valor que faltaba para el completo de la contribución, las que trajeron 90 animales vacunos, 10 mulas y algunos caballos. Estos animales fueron traídos con alguna dificultad, pues al saberse el arribo de nues­tras fuerzas, los animales los hacían internar a la sierra. Por los informes que tomé de Contumazá y otros puntos vecinos, no creí de utilidad alguna seguir más adelante, y regresé sin novedad a Ascope el día 23, llegando a este punto el mismo día a las 12 P. M.

“Según las instrucciones de V. S., hice volver a esta plaza la tropa de mi inundo, y dispuse que los animales fue­sen trasladados a ésta por tierra.

“Al sargento mayor Amoroso, por la gravedad de sus heridas, lo dejé en Cascas. Por separado daré a V. S. los informes respectivos, sobre los caminos que se han recor­rido y algunos detalles de interés que he podido obtener de los que conducen a Cajamarca.

“Este ha sido, señor coronel, el resultado obtenido por la expedición que V. S. se sirvió confiarme, haciéndome un deber en recomendar en general a los señores oficiales y tropa que me acompañaban, por el buen comportamien­to observado en ella.

“Desde luego he ordenado que la suma de 5.615 Soles 90 centavos, liquido que queda de los 7.000 soles tomados por haber gastado 1.384 soles 10 centavos en comida de oficiales, gratificación a individuos que servían de guía y es­pionaje, pasen a la administración de los fondos fiscales.”

“Respecto a los animales traídos, no me ha sido posible venderlos aún, pero tan pronto como se haga, ordenaré que su producto ingrese igualmente a las arcas fiscales.”

Lo que tengo el honor de trascribir a V. S. para su co­nocimiento.

Dios guarde a V. S.

P. LYNCH

Al señor Ministro de de Guerra.- Santiago

 


 

[1] Ahumada Moreno, Pascual. Tomo VI. Página 215

 

 

 

 

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