La Guerra del Pac�fico: Los H�roes Olvidados, Los que Nunca Volver�n
Un hombre solo muere cuando se le olvida |
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*Biblioteca Virtual *La Guerra en Fotos *Museos *Reliquias *CONTACTO Por Mauricio Pelayo Gonz�lez |
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ocurri� un d�a como hoy |
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Cuando a tu paso tropieces con una l�pida, aparta la vista para que no leas: AQU� YACE UN VETERANO DEL 79. Muri� de hambre por la ingratitud de sus compatriotas. Juan 2� Meyerholz, Veterano del 79
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02 de Enero de 1881
COMBATE DE HUMAY *** COMANDANCIA DE ARMAS DE PISCO
Pisco, Enero 4 de 1881. Se�or Ministro: Pongo en conocimiento de V. S. lo siguiente: Tuve noticias de que en el lugar denominado Humay se reun�an las montoneras que ten�an el prop�sito de do�minar el valle formado por el r�o Pisco y que ya llegaban en sus correr�as o excursiones hasta cuatro leguas de es�ta ciudad. Por otra parte, era necesario castigar la persecuci�n que se hab�a hecho al piquete de Granaderos, de que di cuenta a V. S. en mi parte anterior. En vista de estas razones, el 1� de Enero, a las 2 P. M., emprend� la marcha en direcci�n a Humay, llevando 200 hombres del Batall�n Quillota y 14 Granaderos a caballo, al mando del alf�rez Desiderio Garc�a. Tambi�n cre� necesario llevar en mi compa��a al se�or Gana, gobernador mar�timo de Pisco, que ten�a algunos conocimientos de las localidades que �bamos a reconocer. El resto del Batall�n Quillota qued� cubriendo la guarnici�n de esta ciudad al mando del Mayor se�or Ra�m�rez, que tambi�n se encarg� de la Comandancia General de Armas. A las 6 P. M. la tropa hizo alto en la hacienda de Manr�quez, donde pas� la noche con toda comodidad. El valle de C�ndor tiene mucha semejanza con los va�lles de Lima: cerros altos, en medio de los cuales corre el r�o, formando sus m�rgenes una planicie cultivada y llena de vegetaci�n, que lo hace casi un bosque. A las 5 A. M. la peque�a divisi�n de mi mando se puso en marcha, tomando la falda de los cerros que por el Norte cierran el valle. Al llegar a Casa Concha mand� al se�or Gana para que, acompa�ado del teniente D�az Villar y un soldado, atrave�sase el valle, reconociese el terreno y notificase al mismo tiempo a los hacendados que a cualquier disparo que se hiciere contra mis fuerzas ser�an castigados con la destrucci�n de sus propiedades. El se�or Gana cumpli� su comisiona pero al regresar, tiradores apostados en el bosque de la hacienda de Ber�nales intentaron dejarlo cortado, haci�ndole un nutrido fuego, del cual salv�, incorpor�ndose al resto de la tropa. Los mismos tiradores siguieron haciendo fuego sobre las fuerzas de mi mando, a lo que no contest�. Eran las 8 A. M., y nos encontr�bamos a una legua es�casa del pueblo de Humay. En este punto la bajada al valle es inaccesible y un alto cerro domina la falda que segu�a la tropa. Sobre la cumbre del cerro se encontraban la fuerzas enemigas. Divid� mi tropa en tres porciones; la una deb�a flanquear el cerro por una quebrada; la otra, tomar entre el valle y el cerro, y la tercera, con los Grana�deros, para formar la reserva. El enemigo, despu�s de una d�bil resistencia, se repleg� en las casas de San Ignacio el que cierra el camino al pueblo de Humay, abandonando cerro que nosotros pasamos a ocupar, desde cuyo punto atacamos nuevamente al enemigo, el que volvi� a re�plegarse detr�s de las tapias que forman la entrada del pueblo. A las 11 A. M. ocup� las casas de la hacienda de San Ignacio, donde d� descanso a mi tropa hasta la 1 P. M, que emprend� nuevamente la marcha para ocupar el pue�blo, dejando ocupadas las casas para caso de retirada. El enemigo hab�a dividido sus fuerzas en dos porciones: la una atacando de frente, parapetada detr�s de las ta�pias, y la otra en el valle, oculta entre las vi�as y atac�ndonos por el flanco derecho, nos cerraban el camino. Mand� a media compa��a de cazadores al mando del capit�n don Ricardo Guti�rrez, cargara sobre las prime�ras trincheras, mandando tambi�n la otra mitad en uni�n de media compa��a de granaderos para que descendien�do al valle, al mismo tiempo que proteg�an la derecha de la fuerza que mandaba el capit�n Guti�rrez, arrojasen el enemigo de las vi�as. Entre tanto, la reserva, compuesta de media compa��a de granaderos montados al mando del capit�n se�or Mois�s Ovalle y el piquete de Granaderos a caballo proteg�an la retaguardia. Estas operaciones eran ejecutadas con ra�pidez y arrojo, tomando a la bayoneta nuestros soldados los parapetos que el enemigo abandonaba para refugiarse en las casas, de donde era nuevamente desalojado. A las 2 P. M., el enemigo fugaba en completa derrota, y despu�s de tocar alto el fuego, mand� al capit�n Ovalle con 30 hombres, al alf�rez Garc�a con los Granaderos a caballo, y ped� al se�or Gana que los acompa�ase para que persiguiesen los restos enemigos, que tomaron la direcci�n de la cordillera. De la persecuci�n solo escaparon el jefe de las tropas enemigas, Lucio Guti�rrez y un se�or Ojeda, quienes pudieron salvarse arroj�ndose al r�o y atraves�ndolo a nado. Este destacamento atraves� el estrecho desfiladero de�nominado La Laja, y lleg� hasta el pi� de la cordillera, de donde regres� pasando la noche al lado oriental del des�filadero, al mismo tiempo que el resto de la tropa de mi mando cerraba la parte del Poniente del mismo desfila�dero. Al amanecer del d�a 3 de Enero se me incorpor� el destacamento despu�s de dar una nueva batida en el expresado desfiladero, donde se hab�an asilado algunos mon�toneros que cerraban el paso. Esta expedici�n ha aplicado un tremendo castigo a las montoneras, destruyendo completamente la fuerza que las formaban y asegurando la tranquilidad de esta poblaci�n. De hoy en adelante puede estar seguro V. S. de que en el valle de C�ndor no se formar� otra montonera. Tambi�n he hecho destruir las propiedades de todos los que han resultado comprometidos en la organizaci�n de las fuerzas que defend�an el valle. Hemos tenido que lamentar cinco bajas: dos muertos y tres heridos. Entre los primeros se encuentra el capit�n de cazadores se�or Ricardo Guti�rrez, que muri� como un h�roe peleando a la cabeza de su compa��a, y a quien espero que el Supremo Gobierno y el pa�s tributar�n el homenaje a que es acreedor este abnegado militar que tan gloriosa muerte ha encontrado en servicio de su patria. El enemigo tuvo algunas bajas, sobre todo de algunos cabecillas; si no determino su n�mero, es porque queda�ban entre las fragosidades del terreno y bosques de las vi�as y porque el hecho de armas fue en una gran extensi�n de terreno. Me permito recomendar a V. S., como un acto de jus�ticia, al gobernador mar�timo de este puerto, se�or Rafael Gana, por su sangre fr�a, valor y acierto en todas las me�didas que se tomaban y que las cumpl�a con precisi�n. Este caballero afrontaba el peligro con mucho arrojo para tomar medidas de importancia a fin de lograr un buen �xito en el ataque que se ejecutaba. Me hago tambi�n un deber en recomendar a la consideraci�n de V. S. al se�or alf�rez Desiderio Garc�a, por la actividad y valor desplegados en esta expedici�n. Respecto a la oficialidad y tropa de mi mando, solo tengo los m�s sinceros motivos de felicitaciones por la disciplina, moralidad y valor de que ha dado una espl�n�dida prueba. Cada uno cumpli� el cometido que se le indic�, con exactitud y arrojo. Hemos recogido como 500 animales entro bueyes, vacas, terneros y corderos, que pongo a disposici�n de la Inten�dencia General del Ej�rcito. Con lo expuesto, ver� V. S. lo obrado por el que suscri�be con las fuerzas de mi mando, a fin de verificar y ejecu�tar lo que al principio de este parte expuse a V. S. Dios guarde a V. S. J. RAM�N ECHEVERR�A *** COMANDANCIA DE ARMAS DE PISCO Enero 4 de 1881 Tengo el honor de incluir a V. S. la lista de los se�ores jefes y oficiales que se encontraron en el hecho de arma, de Humay. Comandante en Jefe de la fuerza, teniente coronel don Jos� Ram�n Echeverr�a. Como ayudantes: Capit�n ayudante don Jorge Porras. Teniente don Rodolfo D�az Villar. Id. don Andr�s 2. � Jim�nez. Compa��a de granaderos. Capit�n don Mois�s Ovalle. Teniente don Abel Arredondo. Subteniente don Jorge Le�n. Compa��a de cazadores. Capit�n don Ricardo Guti�rrez. Teniente don Ricardo N��ez. Subteniente don Guillermo Caldera. Id. don Ram�n A. Mesa. Alf�rez del piquete de Granaderos a caballo don Desi�derio Garc�a. Dios guarde a V. S. J. RAMON ECHEVERR�A Al se�or Ministro de la Guerra. ***
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