La Guerra del Pacífico: Los Héroes Olvidados, Los que Nunca Volverán 

 

 

 

 

Un hombre solo muere cuando se le olvida

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Juan 2º Meyerholz, Veterano del 79

 

 

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Asalto y Toma de Pisagua

 

Con la victoria chilena en el Combate Naval de Angamos era cosa de días para que la Escuadra chilena, dominadora absoluta de las costas del Pacífico, desembarcara a los hombres del Ejército chileno en uno de los puntos del amplio litoral peruano, dando así por comenzada la campaña de Tarapacá.

Luego de varios estudios del alto mando chileno, se eligió al Puerto de Pisagua, favorecido por  una buena bahía para desembarcar las unidades.

En dicho puerto, estaban apostados 1.300 soldados del Ejército aliados, divididos en dos batallones bolivianos, el Independencia y el Victoria, al mando de los Coroneles Pedro Pablo Vargas y Juan Granier, fuertes de 900 hombres pertenecientes a la División Villamil y las fuerzas peruanas compuestas de artilleros y hombres de infantería en numero de 400 al mando del Coronel Isaac Recabarren.

El general Villamil había enviado a Mejillones al Batallón de infantería Aroma y a Agua Santa al Batallón Vengadores junto a su cuartel general. Los defensores de Pisagua no esperaban un desembarco chileno en ese puerto, por lo cual el servicio de seguridad había sido reducido al mínimo.

El general Buendía había anunciado su llegada al lugar a fines de octubre para inspeccionar las obras de fortificación.

Mientras tanto, el 28 de octubre, las tropas chilenas se embarcaban en Antofagasta rumbo a Pisagua con una fuerza de alrededor 9.500 hombres.

El 1º de noviembre, el ministro de guerra chileno Rafael Sotomayor convocó a un consejo de guerra en el Amazonas, para dar a conocer el plan de ataque.

Se debería desembarcar conjuntamente en Pisagua y Junín, dando mayor poder de ataque al primero, pero sin descuidar al segundo.

A las 6 A. M. del 2 de noviembre avistaba el puerto peruano, poniéndose en sus posiciones estudiadas para llevar a cabo el plan. A las 7,15 AM el Cochrane rompió fuego contra el fuerte del norte, armado solamente de un cañón de 100 libras.

A esa hora se encontraban reunidos en tierra el general Buendía  con el coronel Recabarren, disponiendo el orden de sus tropas ante el peligro que acechaba. No esperaban este ataque, lo que los encontró totalmente desprevenidos al amanecer del 2 de Noviembre. Los artilleros partieron a cubrir los fuertes. Los batallones bolivianos ubicados en  Alto Hospicio recibieron la orden de bajar al puerto para ubicarse en algunos edificios de la población y estación de ferrocarriles.

El general Villamil también hizo venir a los batallones Vengadores y Aroma que se ubicaban en la oficina Agua Santa y en Mejillones respectivamente.

Ya en combate, el fuerte sur respondió el ataque del Cochrane, pero el otro fuerte no participo en el ataque  debido que al primer disparo de la escuadra chilena fue totalmente destruido.

La Escuadra chilena seguía bombardeando el puerto y los fuertes, causando mucho daño y creando incendios en varias partes del lugar. 

Cerca de las 10 A. M., cuando los fuertes habían cesado el fuego, se envió la primera partida de desembarco que estaba compuesta por la 1º y  3º Compañías del Atacama y la 1º Compañía del Zapadores, los que tuvieron muchas dificultades de avanzar debido al nutrido fuego de que les hacían los defensores de la plaza. A Playa Blanca solo llegaron 450 hombres de la primera partida, los que a bayoneta, corvo y fuego, cayeron sobre la resistencia aliada.

Tardaron varios minutos para que desembarcara la segunda oleada de chilenos, donde venían las restantes Compañías del Atacama y Zapadores, más una Compañía del Regimiento Buin y algunos hombres del Regimiento 2º de Línea. Apoyados los asaltantes producen la retirada de las fuerzas aliadas hacia Alto Hospicio.

El Zapadores y Atacama rivalizaban por alcanzar la cumbre. El primer soldado en conquistar la cima, fue el Subteniente del Atacama, don Rafael Torreblanca quien clava una bandera chilena en Alto Hospicio, en señal de triunfo y que cesaran los fuegos de la Escuadra.

Tomada Pisagua, las tropas que desembarcaban en el sector de Junín, no tuvieron gran resistencia, ya que el pequeño número de defensores se retiro a los pocos disparos de la Escuadra, facilitándoles la tarea  al Regimiento 3º de Línea y los batallones Navales y Valparaíso.

El desembarco había terminado, las tropas chilenas tenían ya las puertas abiertas de la región de Tarapacá.

 

 

 

 

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