La Guerra del Pacífico: Los Héroes Olvidados, Los que Nunca Volverán 

 

 

 

 

Un hombre solo muere cuando se le olvida

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Carta del Comandante Grau, al Capitán del Matías Cousiño a propósito del Combate del 10 de Julio

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Cuando a tu paso tropieces con una lápida, aparta la vista para que no leas: AQUÍ YACE UN VETERANO DEL 79. Murió de hambre por la ingratitud de sus compatriotas.

Juan 2º Meyerholz, Veterano del 79

 

 

     Condecoraciones

 

 

 

 

 

 

 

Señor capitán A. Castelton.

Monitor Huáscar,

Arica, agosto 14 de 1879.

 Mi querido capitán.

 Tengo el gusto de acusar a Ud. recibo de su estimable del lº de agosto en que, tanto en nombre de Ud. como de su tripulación, me da Ud. las gracias por mi conducta para con Ud. en la noche del 10 de julio, fuera de la rada de Iquique.Conociendo perfectamente que el buque que Ud. comandaba era un transporte chileno, mi deber era destruirlo. Por consiguiente mi conducta para con Ud. y su tripulación en esa ocasión me fue inspirada por un simple sentimiento de humanidad, lo mismo que emplearé siempre con todo buque al cual me quepa atacar en un caso semejante, no mereciendo por ello ninguna expresión de gratitud.

He recibido el cajón de vino que tuvo Ud. la bondad de enviarme con Mr. A. Sewart, primer ingeniero del Ilo, y no dejaré de beber a su salud como Ud. me lo pide.

Deseando a Ud. prosperidad, me suscribo su afectísimo S.S.

 

Miguel Grau.

 

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CARTA DEL CAPITÁN DEL “MATÍAS COUSIÑO SOBRE EL COMBATE DEL 10 DE JULIO.

 A bordo del Matías Cousiño.

Iquique, julio 10 de 1879.

 “A las 2 A.M. se nos vino encima de repente el Huáscar hallándonos con la máquina parada para no romper las lanchas que llevaba a remolque, a causa de los torpedos.

El Huáscar nos dio cuatro veces vuelta muy ligero y nos tiró balas tras balas, diciéndome en alta voz que arriase los botes y salvase como pudiese, y nos dio diez minutos de espera. Después de habernos hecho un agujero en el costado, en donde están las carboneras, que yo conservaba llenas, se quedó la bala dentro, la que conservo para la señora de Cousiño.

Otra bala pasó por el harthouse, otra por la chimenea, y una granada, además, con la cual quedó gravemente herido un marinero.

El Huáscar creyó que el  Matías Cousiño ya se había ido a pique; pero a ese grado no hemos llegado todavía.  Se alejó a las 3 y como el primer buque que encontró fue la Magallanes, tuvo con ella un combate de tres cuartos de hora antes que llegaran los otros a auxiliarla.

¡Pobre Magallanes! hasta ahora no me explico como pudo escapar de las sorpresas que ha recibido.

Luego llegó el Cochrane y el Huáscar se retiró seguido por aquél y la Magallanes; pero creo que no lo alcanzaran.

El comandante Grau ha tenido mucha consideración con nosotros, porque nada le habría sido más fácil que sacrificarnos y echar el buque a pique sin decirnos antes que lo abandonásemos en los botes. El once hablé con el comandante Latorre, y me dice que la Magallanes tiene cinco heridos.  El comandante y oficiales sin novedad.

El Matías Cousiño está haciendo bastante  agua y pronto tendremos que ir al dique a hacer nuestras  reparaciones”.

 

A. Castelton.

 

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CARTA DEL CIRUJANO DEL HUÁSCAR DON SANTIAGO TÁVARA SOBRE EL COMBATE DEL 10 DE JULIO.

 Arica, julio 10 de 1879.

 Señor don......

 Estimado amigo:

 Zarpamos de esa el día 6 a las 4 A.M. y llegamos a esta a las 96 horas de navegación, sin novedad alguna, habiendo recalado en las islas de Chincha y encontrado en la travesía dos vapores ingleses y uno alemán que iban al Callao.

Aquí, como es de suponerse, fuimos visitados por el general Prado y al siguiente día, cuando menos lo esperábamos, a las dos de la tarde, salimos a toda máquina y rumbo a Pisagua donde llegamos a las 12 de la noche.  Se reconoció el puerto y seguimos rumbo a Iquique; el día se pasó en ejercicios de abordaje y preparándose como a combate.  Antes de entrar a Iquique el comandante reunió la oficialidad y le reveló su plan que, aunque muy atrevido, todos aceptaron con entusiasmo extraordinario.  Era nada menos que sorprender a la escuadra chilena.

Entramos en Iquique y no encontramos ningún buque; se encendieron luces de Bengala y nos comunicamos con tierra, nos dijeron que en la tarde habían salido con rumbo al oeste.  Entonces el comandante a toda fuerza salió en su busca y como a las dos horas nos encontramos con un buque sobre él: era el Matías Cousiño.  Se le intimó rendición, trató de fugar, se le hizo fuego y se rindió; se le iba a tomar cuando vimos otro buque; el comandante entonces les dijo que se salvasen en sus embarcaciones que los iba a echar a pique; vivaron al Perú y abandonaron el buque y creo que lo echamos a pique.  Nos fuimos sobre el otro y nos pusimos cuerpo a cuerpo y a combate nutrido de fusilería y metralla; se le iba a dar un espolonazo y salvaron el golpe recibiendo ligeramente por la popa y huyendo, para volver luego que se nos puso el Cochrane por la cuadra de babor y a dos mil metros a lo más y la Magallanes a la popa; en medio de los tres se abrió paso el Huáscar a cañonazos y rumbo al norte dejándolos atrás como a perros.

Resultado: el Cousiño casi a pique, el Abtao fuera de combate; mucha gente muerta de los chilenos, nosotros solo dos heridos leves.

 

Santiago Távara.

 

 

 

 

 

 

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